Resiliencia, palabra que utilizaba mucho en mi vida cotidiana y ahora no se como aplicarla, llevo siete años trabajando y capacitándome en el sector de calzado y marroquinería, adaptándome a sus dinámicas, tratando de entender sus altas y bajas; en un principio me daba una satisfacción tan grande plasmar cada idea loca que se me venía a la cabeza en las diferentes líneas que podía trazar en el papel, en diseñar su estructura y mi parte favorita aplicar color, para luego materializarlos, darles vida y finalmente verlos calzados en los pies de quienes me escogían como su diseñador, era un sueño que estaba volviéndose realidad, pero el mundo no para, la vida nos da sorpresas y siempre hay cambios, como una pandemia que nos puso en jaque a todos, una situación de país que para nada fue fácil sobrellevar, pero aun así podía seguir siendo resiliente.
Conforme va pasando el tiempo y la rutina de ser emprendedor fue desplazando poco a poco el dibujar o como nosotros los diseñadores lo llamamos “bocetar”, perdí el habito y sin darme cuenta lo dejé, adentrándome al mundo de los softwares de diseño que sin duda ayudan más de lo esperado, muchos de mis diseños hacen parte de una biblioteca digital, pues debo simplificar procesos en mi hacer sobre todo cuando soy quien realiza todos los trabajos y ejerce todos los cargos en mi emprendimiento; pero no es lo mismo, o por lo menos para mí ya que en el papel puedo tener absoluto derroche de creatividad.
Hoy después de varios acontecimientos personales y de haber retomado el habito de dibujar ideas “chocolocas”, tomé mi bitácora y me fui expectante al Restrepo, un barrio famoso en Bogotá por reunir proveedores de insumos y materias primas para la fabricación de calzado y sus derivados, expectante y crédulo que todo lo que había diseñado lo iba a conseguir y la gente, literal, no iba a poder dormir por querer tener unos ZANDAN.
Siete años, y como bien lo dice mi abuela no he aprendido “que no hay que ensillar el caballo sin antes tenerlo”, pues al volver a recorrer las calles del ese sector me estrelle con una realidad absurdamente frustrante como gremio.
En cada local que entré preguntando sobre suelas en tallas grandes, que hoy en día son tendencia, la respuesta es que no las hacen, por el contrario encontré suelas de marcas reconocidas (si, deportivas y de lujo) que inundaban cada cuadra, pero aquí viene la mejor parte, luego de mucho caminar encontré lo que quería para mis diseños, pero ¡oh sorpresa! no venden al por menor o de a par, debía comprar al por mayor por docena y de cada talla a precios por unidad entre $15.000 y $17.000.
Y ni hablar de los tacones, uno de mis mayores retos con ZANDAN ha sido encontrarlos muy altos, pero desafortunadamente esta industria local jamás los producirá .
A estas alturas me pregunto ¿Qué ha pasado con todos estos programas locales que se encargan de capacitar a empresas para atender las necesidades del mercado? ¿Qué pasa con todos estos discursos sobre la importancia de innovar? Si innovar para nuestro gremio es tomar el diseño de una marca, copiarlo y comercializarlos , apague y vámonos
Los proveedores actuales se han encargado de desangrar el diseño, la importancia de mejorar su técnica de “fusilado” es pan de cada día en la industria, satisfacen las necesidades de “emprendedores” y “empresarios” que se encargan de ser distribuidores para venderlos a precios absurdamente económicos, así es imposible surgir como empresa, pues mientras unos reproducen copias de diseño en volúmenes gigantes los que verdaderamente diseñamos y producimos a conciencia se nos vuelve insostenible.
Obvio , es la lucha por el sustento diario de muchas personas que en un país como el nuestro para nadie es un secreto no es nada fácil, pero esto lo escribo con el propósito que los pequeños negocios y los que amamos este arte nos aliemos y organicemos en pro de estas nuevas generaciones de zapateros podamos hacer el cambio en el sector, en el que las alianzas demuestren que hay interés por apoyar lo local, pero no bajo el concepto de llenar un stand con copias de diseños de otras marcas y decir “soy emprendedor” o “soy empresario”, debiendo entender que hacer moda no es utilizar los mismos insumos y materiales de hace 30 años, o copiar los diseños de las grandes marcas.
Invito al que produce componentes o insumos de calzado que se muestre, al que está desarrollando sus primeras muestras de materiales amigables con el ambiente que alce la voz , a los colegas diseñadores que compartan sus conocimientos, pues cada uno por nuestro lado dudo que podamos avanzar, y a las grandes entidades y/o empresas , específicamente a las del sector de moda que se jactan de apoyar al gremio, a que realmente pongan los ojos en estos emprendimientos que queremos hacer algo por nuestro sector, por el gremio, por que vivimos y respiramos diseño, porque mas que pasar del papel al producto queremos progresar, para que dejemos de copiar y el diseño local verdaderamente si sea referente de país.